Paz Errázuriz

Macarena (Serie La manzana de Adán)
1986
Fotografía impresa sobre papel
Sin marco: 49,8 x 59,7 cm

Sobre la obra
La Manzana de Adán, el ensayo fotográfico que Paz Errázuriz realiza en los prostíbulos travestis de Santiago de Chile y Talca, entre 1984 y 1990, cuando por primera vez lo publica, es, en cierta medida, la historia de una familia. Mercedes, la madre, y sus hijos, Evelyn (Eve-Leo-Leonardo Paredes Sierra Pilar) y Pilar (Pili-Keko-Sergio Paredes Sierra) conforman una constelación en la que ellas son, simultáneamente, muchos otros. Una identidad cruzada entre el registro de nacimiento y las múltiples formas de ser, cada día, un cuerpo que se construye para el goce. Evelyn marca este fluir. Retratada en la cama, en la ventana, en un cuarto con un almanaque pornográfico, o en el momento en el que se transforma, al atardecer, cuando cae sobre su rostro el maquillaje que la convierte en otro. Ella también es Evelyn cuando viste ropa masculina y sonríe junto a su compañero, Héctor, o cuando posa en la foto familiar junto a su madre, con la melena enrulada y un vestidito de lana.

Eve, Pilar y Mercedes son los personajes centrales de una historia que transcurre entre imágenes y textos, entre el prostíbulo La Jauja, en Talca y la Palmera, en Santiago, en el que comienza el contacto entre Paz y Evelyn. En la Palmera, son evidentes dos reacciones distintas ante la cámara de Paz: mientras las travestis no son renuentes a las fotografías, las prostitutas no quieren que su familia sepa de qué forma se ganan la vida. Ellas tienen hijos, conservan relaciones humanas normalizadas. La travesti, una vez lograda la confianza, disfruta de ver su imagen impresa en la revista femenina en la que se comenta una exposición de Errázuriz. Les gusta y les sorprende tanto, que lamentan que las fotografías sean sólo en blanco y negro; que renuncien al espectáculo del color.

Andrea Giunta