Réplica dorada de un corsé / Marcando el territorio

Catalina Donoso y Victoria Polanco
Noviembre 1994

Sin tener un concepto deliberadamente común, las obras de Catalina Donoso (36) y María Victoria Polanco (27) en muchos momentos se acercan y conversan. Una conversación rítmica y entrecortada que tiene que ver con lo fragmentario de las dos propuestas. En ese entonces integrante del céntrico taller de Arturo Duclos y egresada de la Universidad de Chile, María Victoria Polanco trabajó tres años en esta muestra. Aunque contaba en su currículum una individual anterior, “Marcando el territorio”- define en gran medida el inicio de su trayectoria autoral, porque lo que hizo, explicó, fue desarticular imágenes como paso preparatorio a la instalación de una mirada propia. De allí que en su obra abundan referencias a las piezas: piezas de camisería, “cortes” de vacuno, trozos de rompecabezas, en fin, retazos que ensayan su organización en el cuadro. “Hay como una obsesión por desarmar una obra y rearmar otra nueva. Desarmar un abecedario para poder armar otro lenguaje. Hay algo de rompecabezas, de taller de costurera, de sala quirúrgica. Va por el lado del fraccionamiento, de la disección”. Lo que busca en este terreno triturado, dijo, es abrir un espacio para experimentar directamente con los materiales. Y esa experiencia se da en el cuadro. “Cada cuadro es un ensayo. Me interesa montones el cómo manejar la materia, la pintura, los soportes. Yo uso muchos materiales, desde pintura hasta barniz de madera. En esta exposición hay soportes como una tela que tiene 40 años de antigüedad (una reliquia familiar), hasta pañuelos nuevos donde se ha vertido la tinta”. La pintura es, sin embargo, la experiencia de base. “La pintura está resurgiendo en Chile. No está obviamente de moda, porque la moda hoy día son las instalaciones, las multimedia, etc. Pero hay mucha gente que pinta con talento. A mí lo que me interesa es continuar en esta línea de diálogo con otros lenguajes, desde la pintura. Tal vez eso me lleve en algún momento a avanzar del cuadro hacia adelante”. RECONSTITUCIÓN DE ESCENA En “El sitio de la siesta” de Catalina Donoso, la violenta imagen de la res desollada de Rembrandt, convive con un durmiente a quien acaricia una leve luz. Es un resumen de lo que acontece en varios de sus cuadros, donde el contraste de imágenes es el que sugiere, según explica, “una re-significación”. Egresada de la Universidad de Chile y luego profesora de dibujo de la Escuela de Arte, esta artista también trabaja en el fragmento, pero con los sentidos puestos en el proceso de simbolización. Pedazos de historia del arte y también pedazos de obras, se dan cita en sus cuadros, donde las atmósferas históricas se contaminan e interfieren. “La reconstitución de escena se debe a trozos que, en el encuentro, te obligan a tener una nueva lectura, una ilación que obedece a una racionalidad muy especial. No hay una consecuencia entre un plano y otro, sino que a veces, el significado surge de la confrontación”. Su terreno es el signo, insiste, pero también lo es el espacio bruto en que el signo se manifiesta, la materia. “Plotino decía que la materia era el primer mal. Me di cuenta que yo estaba trabajando por un lado con materia signada y en otros casos con la materia bruta, más cerca del natural; con una materia que tiene consigo cierta violencia. Y la articulación de esas dos formas se proveía de buenos recursos para poder enfrentar problemas pictóricos”. “Todas las transformaciones que sufre la materia son parte de un lenguaje, hasta los errores”, dijo. Y como la opción de indagar en el lenguaje puede ser volcada en muchos soportes, Catalina explicó finalmente por qué prefiere la pintura: “En la pintura me interesa lo institucional que tiene. La pintura no monopoliza el acto de indagar en el lenguaje, claro, pero resulta muy apropiada para ello, por cuento ella misma es un lenguaje muy clásico. Es una plataforma tradicional desde la cual lanzar los dardos”. Información extraída de Diario La Nación (sábado 19 de noviembre de 1994)