Máquina Cóndor del artista Demian Schopf consiste en una instalación que funciona en base a un programa de software que realiza búsquedas en Internet y se sirve de ellas para generar textos en base a variaciones que se producen en los sitios web de los principales periódicos de la prensa internacional. El programa examina noticias relativas a la guerra y a la economía, y utiliza esta materia prima, siempre cambiante, para activar un motor de escritura. Por este motivo los versos que Máquina Cóndor produce no son nunca los mismos y aluden a escenas de quirófano, sirviéndose de la objetividad y frialdad del lenguaje científico para su producción poética. Estos versos nacen, viven 30 segundos y después mueren. Máquina Cóndor es una obra formalista y desconstructiva, cuyo objeto es el estatuto del lenguaje en ese medio masivo de comunicación que es la prensa en Internet. Sin embargo, como no hay palabras sin significados, el lenguaje escogido no es azaroso: la forma de los versos cita una estrofa de cuatro versos de las Soledades de Luís de Góngora, metáfora del modo en que nos relacionamos con la muerte o con el “ser para la muerte” (Heidegger). El poema describe lo efímero de la vida de una mariposa, así como efímera es la existencia de los textos que este sistema genera. El lenguaje científico, su “temperatura de quirófano”, puede asociarse a la “frialdad y objetividad” que supone la tecnología de la tortura, que a través de los siglos se ha ido transformando en un método que se aplica de modo rígido y programático. Este contexto es el que avala al “Cóndor” de la máquina de la tortura que se intersecta con esta otra máquina estética que es la Máquina Cóndor. Tampoco es casual que los “detonantes” del motor de escritura sean noticias relativas a ámbitos tan estrechamente vinculados como la economía y la guerra. El mejor ejemplo es la Guerra de Irak que con sus noticias alimenta al sistema y nos recuerda que en lo que a la “máquina de la tortura” se refiere, la Operación Cóndor en cierto modo sigue ocurriendo hoy en día en diferentes partes del mundo; sólo ha cambiado de nombre y de territorio. La instalación contempla la Galería Gabriela Mistral y una pantalla publicitaria en la intersección del Paseo Ahumada con la calle Nueva York. Estos gigantescos cerebros “le toma el pulso al mundo”, transmitiendo en tiempo real los versos que el sistema produce a partir de sus búsquedas en Internet, además de un hardware especialmente diseñado para esta operación, un monitor en donde se puede apreciar de modo exacto el proceso de generación de textos a partir de las búsquedas en Internet y una impresora que imprime los versos autogenerados.