“La retórica del nombre de la muestra es elocuenterespecto del diálogo que la obra establece con la revista MARGARITA, y elocuente también respecto del diálogo que establece consigo misma.
Nosotros espectadores intrusos, asistimos tardíamente a este diálogo, es decir, llegamos cuando el desastre ya aconteció.
El enunciado se pronuncia en silencio y desde la distancia, como quién mira lo irreparable del colapso en la economía doméstica, producto del dinero mal administrado en los gastos de cocina. La escena puede ser trivial y obtusa (nadie entrega a los niños el dinero para los gastos de cocina), sin embargo es claro que refiere a la cocina pictórica.”
Gonzalo Arqueros