Con una serie de obras que van desde la escultura, fotografía, documentación y video, el artista propone dar cuenta de los orígenes que tuvo la industrialización de la minería y los capitales extranjeros que la modernizaron a comienzos del siglo XX.
Con este objetivo, Ulloa-Acosta indaga en las zonas mineras donde se erigieron cuatro yacimientos claves para la producción nacional en el siglo XX, y también, donde se emplazaron ciudades industriales que contribuyeron a que el capital humano se asentara en zonas de alta complejidad geográfica para la época, como Sewell, Chuquicamata, Pedro de Valdivia y María Elena, esta última, la única operativa como ciudad y patrimonio de la Sociedad Química y Minera.
Según el creador, la influencia de los capitales extranjeros comenzó a dar forma a las prácticas que hasta hoy vinculan al Estado y a la empresa privada. En la exposición, esto se evidencia en una carta que el magnate de la industria minera, Harry F. Guggenheim, escribió en 1953 al presidente Carlos Ibáñez del Campo para advertir al Estado chileno de la crisis que sufría la industria del salitre, instando al gobierno a disminuir los altos impuestos que compañías salitreras como la Anglo-Lautaro, cuyo directorio presidía, estaban pagando.
Harry Guggenheim era sobrino del coleccionista de arte y filántropo estadounidense Salomon R. Guggenheim, cuya fundación de arte moderno, a principios de este siglo, analizó la posibilidad de instalar uno de sus famosos museos en Chile, con la condición que el Estado financiara íntegramente un edificio para estos efectos.
Así, La Fundación hace referencia a la Salomon R.Guggenheim Foundation, que realiza filantropía por medio del arte, y al mismo tiempo, a las bases de la modernización de Chile, las cuales están en el proceso de industrialización minera a principios del siglo XX y luego, en la segunda mitad, con la nacionalización de la industria.
“Ese proceso de la historia chilena es súper importante para la economía actual, ya que permitió que una parte de los réditos del salitre y del cobre se quedaran en el fisco. La compañía Guggenheim Brother co. se sentía sumamente involucrada con el país y tal vez por este motivo quisieron retornar de alguna manera”, afirma el artista, quien a partir de estos antecedentes cuestiona la posición filantrópica de los Guggenheim, quienes han instalado su apellido como una marca institucional en el mundo del arte.