Alfredo Jaar (1956) inaugura en Chile una gran exposición tras 25 años de ausencia. Sus obras se exhiben en la Sala de Arte Telefónica, en Galería Gabriela Mistral y en una pantalla gigante en el centro de Santiago. La Trilogía de Gramsci está compuesta por un prólogo titulado Buscando a Gramsci, la trilogía propiamente tal que incluye Celda infinita, Que cien flores broten, Las cenizas de Gramsci y un epílogo titulado La estética de la resistencia. En Galería Gabriela Mistral se exhibe el prólogo Buscando a Gramsci y Que cien flores broten. Adicionalmente, en la Sala de Arte Telefónica se expone Celda infinita. En la pantalla Publicitaria del Paseo Ahumada con Moneda se exhibe un trabajo titulado Chile antes de partir, 1981. Buscando a Gramsci (2005) es el prólogo de La trilogía de Gramsci, que se compone de una serie de 36 fotografías tomadas por el artista en un peregrinaje desde la tumba del pensador italiano. Contienen, en germen, las imágenes de las que surgen las demás obras de la trilogía, en la que se pone en escena una reflexión melancólica acerca de las posibilidades de la tarea artística en el angustioso presente de nuestro mundo. La instalación Que cien flores broten (2005) fue creada por el artista para ser mostrada en el MACRO (Museo de Arte Contemporáneo de Roma), Roma, Italia. Se inspira en el movimiento de las “Cien flores” promovido por Mao Tse Tung en China durante los años 50. Esta iniciativa, que tomó su nombre de un antiguo poema chino en que se encontraban los versos “Que cien flores broten, que cien escuelas de pensamiento se enfrenten”, tenía por objeto hacer participar a los intelectuales del país estimulándolos a hacer crítica constructiva de la revolución y, proponer nuevas y, diversas formas artísticas y creativas. La extraordinaria actividad cultural que se produjo entonces no podía sino traducirse en ásperas críticas a la dictadura de Mao y se dio orden de suprimirlas. En la galería se ubica una plataforma rectangular con cien plantas y flores de distintos tipos, una especie de “jardín ideal”, que se nutre de luz artificial y de agua, fuentes de vida, pero también sufre la permanente amenaza ambiental de un poderoso sistema de aire acondicionado y de potentes ventiladores industriales, que tienen el efecto opuesto y tienden a destruirlas. El conflicto entre ambos elementos dificulta la existencia de las plantas, que florecen y se marchitan al mismo tiempo. Así, Que cien flores broten es a la vez una metáfora y un indicio para el análisis de la actual relación entre el mundo de la cultura -como lugar de complejidad y de coexistencia en la diversidad- y las fuerzas políticas que buscan el control, la supresión y la estandarización. Esta dramática escena se complementa con una ventana abierta hacia la Alameda, creando así una conexión directa con la intelectualidad chilena. Esta ventana fue pensada por el artista especialmente para esta exposición. Que cien flores broten es un homenaje a las ideas del intelectual italiano, Antonio Gramsci, a quien la exposición está dedicada. También el artista se inspira en el poema “Las cenizas de Gramsci”, de Pier Paolo Pasolini. Asimismo, en la pantalla Publicitaria (Paseo Ahumada con Moneda) Jaar nos presenta una obra inédita, Chile antes de partir -1981, una foto-documentación de una intervención pública que realizó el artista antes de erradicarse en Nueva York, que consistió en dividir el país, o tal vez dar testimonio visual de su división, con una línea de pequeñas banderas de Chile que las instaló desde la montaña hasta una playa de Chile. Tal vez el testimonio de una despedida, de un pequeño adiós flameante.