La instalación sonora/visual “Circuitos Híbridos”, de las artistas Isabel del Río y Bárbara Palomino, buscó establecer cruces temáticos y técnicos por medio de un trabajo interactivo, que conjugaba la visualidad de objetos comunes y sistemas de audio programado, que distribuían distintos sonidos previamente registrados confrontando tres poemas sonoros: uno que evitaba utilizar la palabra como vehículo de significado (Isabel del Río) y otro que, precisamente, hacía uso de ésta para trazar virtuales recorridos (Bárbara Palomino). “Circuitos Híbridos” rescató, mediante obsesivos procedimientos técnicos y poéticas manuales, redes prácticas de comunicación que, entrecruzadas, subrayaban no sólo vínculos artísticos sino también sistemas de percepción sensorial y conversiones complejas de significación. Asimismo, denotaba diversos aspectos en el qué hacer de la mano: lo digital, lo táctil, lo manual propiamente dicho y lo háptico, y explora objetos y prácticas cotidianas reuniendo métodos que apelaban a lo interactivo y aluden a una compleja red de relaciones entre la visualidad, el sonido, los objetos y el espectador. En la Sala 2, los sistemas de audio programados por Isabel del Río fueron manipulados y reordenados en conexiones seriadas de audio, permitiendo distribuir sonidos y ruidos que se accionaban a través de sensores infrarrojos, los que captaban el movimiento del espectador y activaban distintas secuencias de sonido. Éstas conformaban una reunión de diversos elementos que trataban de la naturaleza, de la realidad y de lo percibido por los sentidos. Poesía sonora que evitaba usar la palabra como mero vehículo del significado y su composición o texto fonético estaba estructurado en sonidos que requerían de una realización acústica. Así, en su instalación, Isabel utilizaba sonidos que provenían de dispositivos electrónicos que se encontraban en diversos juguetes de uso común, los que fueron seleccionados y ordenado y a los que se les ha cambiado su sistema de alimentación de pilas a eléctrico. Estos estaban unidos por cables de diferentes colores que van haciendo un dibujo estructurado por un pentagrama, conformando así cada verso con un color determinado. Cada una de estas mallas contenía tres placas de control de tiempo para la activación y desactivación de los dispositivos electrónicos, las cuales eran monitoreadas por sensores infrarrojos que emitían un pulso de alerta al encontrarse con presencia del espectador. La instalación de Bárbara Palomino reunía arte textil, arte sonoro y sistemas interactivos. Así, instaló una urdimbre compuesta por hilos de tela negro, hilados y amarrados uno a uno a mano, que comenzaba en dos extremos del techo de la Sala 2 de la galería, dialogando con la superficie de conexiones presentada por Del Río, y se extiendía hasta descender como un telar sobre el muro oeste de la Sala 1. Esta urdimbre poseía en ciertos intervalos hebras anudadas que actuaban como “tonones”, en los que alcanzabamos a visualizar diferentes nombres de personas y calles de Santiago, que remitían a enlaces entre los ciudadanos y la ciudad. El espectador al tocar estos “totones” activaba diferentes grabaciones sonoras, creando un tramado virtual de voces, que correspondía a descripciones de espacios que eran recordados por los habitantes. Estas narraciones y enlaces, trazados reales, asociaciones o recuerdos, la artista los captó a partir de entrevistas en diferentes sectores de la ciudad y especialmente en la Alameda, lugar en donde también está emplazada la galería. Grabadas en formato MP3 o WAV, eran reproducidas mediante la interacción de las personas con la urdimbre. Para ello la artista instaló sensores ópticos conectados a mini-circuitos y utilizó una placa arduino (plataforma open-hardware), que estaba conectada a un computador, programando con Processing (un sistema de desarrollo open source software basado en Java). Circuitos Híbridos buscó enfatizar por medio de dos desplazamientos artísticos ciertas prácticas operacionales, que reconocen la necesidad de hacer próximas las cosas y revelar un sistema de semejanzas, donde la disposición de un orden de repetición y serialidad sirve ante todo como orientación en el espacio y el tiempo.
