Procedencia
La obra fue cedida en comodato por el artista en el contexto de la exposición Los Niños de Hoy Reciben Demasiado Dinero para sus Gastos de Cocina, realizada en Galería Gabriela Mistral desde el 23 de octubre al 10 de diciembre del 2001. Ingresó al Estado en febrero del 2004.
Sobre la obra
Pero la revista [la revista MARGARITA] funciona también como un aparato con el cual se calibra el sentido, como una especie de espejo de la obra. Un espejo para ver la obra y medir en sus desajustes el grado de visibilidad de la pintura. No olvidemos que ante todo se trata de una especie de vehículo en el que se trama la textualidad de la obra, de un lugar que vuelve verosímil la pintura haciéndola posible como campo de operación.
Sin embargo, la hipótesis de trabajo de Mario Z no es ni ilustrativa ni propiamente autobiográfica., de hecho la obra misma se encarga constantemente de hacernos saber sus distancias respecto de cualquier reminiscencia. Sobre todo a través del tono irónico y al mismo tiempo concentrado con que se aborda los tópicos formales y materiales. Parece que el autor trabajase con la certeza (o quizá el pálpito) de que toda operación pictórica y que todo trámite de la imagen estuviera ya de antemano fallido, con la idea de que, en última instancia, es el arte mismo quién destila el fluido que lo disuelve. Mas no se trata simplemente del lugar común de la imposibilidad o de la muerte del arte y la pintura, sino de una especie de conciencia de sus límites. La obra de Mario Z se exhibe, más allá de toda transgresión, la pintura como autoconciencia de los límites. La pintura en el acto mismo traducirse como autoconciencia de los límites. Es decir, que no trabaja sobre la evidencia de los límites sino sobre su verosimilitud. Algo así como la pérdida de los límites en los límites, especie de gesto último que autoriza una profanación sin objeto. Ni siquiera una profanación vacía y replegada sobre sí misma, cuyos instrumentos no se dirigen a nada distinto de sí mismo.
La retórica del nombre de la muestra es elocuente, LOS NIÑOS DE HOY RECIBEN DEMASIADO DINERO PARA SUS GASTOS DE COCINA. Elocuente respecto del diálogo que la obra establece con la revista MARGARITA, y elocuente también respecto del diálogo que establece consigo misma. Nosotros, espectadores intrusos, asistimos tardíamente a ese diálogo, es decir, llegamos cuando el desastre ya aconteció. El enunciado se pronuncia en silencio y desde la distancia, como quién mira lo irreparable del colapso en la economía doméstica, producto del dinero mal administrado en los gastos de cocina. La escena puede ser trivial y obtusa (nadie entrega el dinero a los niños para los gastos de cocina), sin embargo es claro que refiere a la cocina pictórica. Diría más, diría que refiere a la cocina del arte y a la soltura con que a veces se arma la ficción de un campo o de una escena productiva, viéndolo todo ahí donde no hay nada. No olvidemos que el mundo es un signo vacío y que ante todo es la atención la que crea su objeto. […] Es sabido que el arte moderno ha consistido más o menos en eso, en una promesa de sentido. En que el arte se promete el arte. Una promesa que, como toda promesa, debe permanecer incumplida para que se cumpla en cuanto promesa. Promesa que aquí, en el centro mismo de la muestra, se repite más con ironía que con desencanto: “YOU PROMISE POEMS…” dice Mario Z, “…O CREMA DE BELLEZA”.
Gonzalo Arqueros