Palabras homógrafas, objetos domésticos descontextualizados y recombinados, fotografías encontradas, pintura mural y el color verde institucional, son los elementos con los cuales el joven artista Cristián Silva manipuló y elaboró imágenes artificiales propias, en el trabajo que exhibió en julio de 1998 en Galería Gabriela Mistral bajo el título de “Yagán”. Su trabajo consistió en la recuperación y recontextualización de una serie de obras que produjo entre 1995 y 1998 que pertenecen a un cuerpo de trabajo continuo, basado fundamentalmente en la observación y análisis del espacio en el que se cruzan lo estrictamente plástico con lo socio cultural y que gira en torno a las complejidades de la identidad local contemporánea. Los trabajos de Cristián Silva responden a un repertorio de intereses y obsesiones personales relacionadas con chocolate, el tejido escocés y el color verde, entre las que también está la imagen corporativa, el marketing y la tipografía. “Tengo una especie de “rollo” con la imagen corporativa de las empresas, logotipos, colores corporativos. Además, mantengo una constante que es el color verde y la tipografía Times New Roman”, comentó el artista. “Mi trabajo de arte consiste básicamente en el hallazgo y utilización de estos elementos, con el propósito de encontrar fisuras que conecten en forma transversal, dos o más estratos de la realidad”, agregó. En una perspectiva, la presencia de diseños recurrentes, al ser utilizados permanentemente en situaciones que revelan su movilidad social, se transforman en la materialización formal de dichas conexiones. “En esta primera exposición individual, Cristián Silva muestra –después de haber participado en diversas colectivas en el extranjero-la solidez de sus búsquedas nacidas desde el rigor de la enseñanza del grabado seriado y del arte en una Escuela en permanente reformulación, como es el caso de la Escuela de Artes de la Universidad de Chile. Además está la huella de su participación en el Colectivo Jemmy Button, que ha entregado una coherente propuesta reflexiva a la escena contemporánea”, señala Luisa Ulibarri, en ese entonces directora de la Galería Gabriela Mistral. En su obra reexamina lo conocido, las diferencias y similitudes que, por la fuerza del hábito, han sido totalmente asimiladas y por lo tanto vueltas invisibles. Son estos aparentes sin sentido y coincidencias inesperadas las que el artista resalta, reorganizando estos elementos a través de sutiles operaciones. LA EXPOSICIÓN La muestra fue una combinación de unidades, como objetos artesanales y objetos manufacturados, fotografías encontradas de los más variados temas, enmarcadas unas y otras pegadas con scotch y pintura mural en tintes verdes donde imprime palabras homógrafas que se repiten y que tienen la particularidad de que se pueden leer en inglés y en castellano. Los objetos que expuso recogían o reelaboraban las nociones de “chilenismo”. Se trataba de objetos funcionales, transformados, alterados o intervenidos, que por un lado están conectados con la artesanía popular y por otro con el arte más de vanguardia. Es una conexión de lo autóctono. Son combinaciones simples, una cosa más otra. En esta ocasión incluyó una repisa con especieros que llevaban cada uno una etiqueta con una palabra referida a sus hermanos, en donde jugó con espacio vacío del entorno y la altura. Una vitrina en cuyo interior iba una camiseta verde de nylon de Deportes Temuco que llevaba sobre la espalda un número 17 escrito con cuescos de duraznos barnizados. En otra vitrina adosada al muro iba una caja de aspirinas con una barra de chocolate en su interior, como si fuera un saco de dormir para chocolates. Además, en el piso iban dos intervenciones, un gorro como el del Chavo, de lana escocesa, instalado como si fuera una carpa de miniatura y un dibujo de gran formato hecho en cemento y botellas de vidrio de vino, blancas y verdes, como las panderetas antirrobos. Incluía también una manguera hecha con trozos diferentes y distintos tintes de verde, que salía del baño y recorría los espacios de la galería, interfiriendo con los demás objetos. También intervino el espejo del baño, donde iba una reproducción de la escena central de la Escuela de Atenas de Rafael. En el ámbito de la fotografía trabajó distintos temas de tomas de situaciones cotidianas con fuertes connotaciones sociales. En este caso incluyó siete fotos enmarcadas de casetas de guardia de esas que están en las esquinas y que curiosamente, en un gran porcentaje son de color verde inglés. Una foto en colores de una niña regando iba pegada a una de esas bandejas de plumavit que se utilizan para la venta de carne. Por último, cabe resaltar una pintura mural en látex negro de aproximadamente 2,40 metros de alto y 3 metros de ancho, que provenía de una campaña de Jorge Alessandri. Además de dos textos pintados en el muro, uno sobre otro. Estos son algunos de los elementos que el artista incluyó en su obra. Silva estudió arte en la Universidad Católica, con mención en grabado, por lo que para él fue muy importante que los trabajos tuvieran una especie de espíritu seriado, que pudieran ser reproducidos en algún momento. Entendido en esta perspectiva es que se apropia de los seriados, de lo ya existente. “Son procedimientos clásicos del conceptualismo y a mí me interesa acercar el conceptualismo a los 36 grados, darle una temperatura más cercana, hacerlo más nuestro”. La mayoría de los materiales que utiliza son poco nobles, como materiales de construcción, de obra grueso, burdos, tanto nuevos como recogidos, combinados con algunos más sofisticados como las impresiones digitales, los que van marcando tensiones. La tensión que produce un objeto fabricado industrialmente en serie y otro artesanal; entre la fotocopia y una acuarela. “Es volver visible lo que el hábito ha ido escondiendo”. Cristián Silva anteriormente realizó más de 10 exposiciones colectivas en Chile, Brasil, Argentina, Estados Unidos y Holanda. Co fundador en 1993 de la Sociedad de Producción de Arte Contemporáneo Jemmy Button, con quienes expuso colectivamente. Sus trabajos han sido comentados por críticos de numerosas publicaciones nacionales y del exterior. La exposición “Yagán” estuvo acompañada de un catálogo producido por la Galería Gabriela Mistral, el que era una continuación de la obra misma de Silva. El texto de presentación fue escrito por otro artista destacado Eugenio Dittborn, para quien Cristián Silva es uno de los promisorios artistas de la escena plástica contemporánea.
Yagán
Cristián Silva Soura
Julio 1998