Nota sobre una metáfora edificatoria – Justo Pastor Mellado (Extraído del catálogo de la muestra Restos de Obra) Reconstruir el edificio a partir de la consideración de sus restos, es una estrategia de comportamiento procesual en la producción de arte chileno contemporáneo, a partir, sobre todo, de la indicación programática de lo que podríamos denominar Artes de la Excavación. Este sería el sello de la producción del último período: buscar cuerpos, establecer la representación de sus faltantes, realizar la recuperación de los restos – huesitos de pollo -, cumplir con el acta de sepultación en condiciones constitucionales. Ese es (todo) un carácter que acrecienta el monto de la deuda simbólica acumulada por la impostura estructural sobre la que se edifica la gobernabilidad chilena. Esto es, la razón de estado, que es la Razón, del estado de los cuerpos, en Chile, hoy. En esta coyuntura, edificar es un verbo que conjuga para conjurar la edificabilidad chilena, como falta; pero sobre todo, como falta de presupuesto, no sólo en términos materiales, sino como conclusión provisional de ciertos conceptos; como por ejemplo, el concepto de cuerpo, asociado necesaria y voluntariamente a la noción del lugar. Es decir, el lugar de cuerpo como síntoma en la producción de arte del (último) período, como condición para hablar – (mesa de diálogo: lugar de exhibición de las extorsiones de castas)-, de su posición de jeroglífico (un cuerpo se descifra). Lo descifrable es la formación inconsciente de la escena chilena plástica como cuerpo de cita dolorosa. Isabel Montecinos trabaja el cuerpo de la ley de la materialidad hilvanada de sus transposiciones gráficas, habilitando el desplazamiento hacia la corporalidad de las masas documentarias cohesionadas por el cáñamo que las hace tener lomo; esto es, las convierte en expedientes que contienen la regularidad narrable de la letra; de su peso cifrado. Guisela Munita registra las señales indicativas de la disolución del patrimonio arquitectónico, habilitando como lugar aquellas zonas de mutilación urbana que persiguen el estatuto de la monumentalidad sustractiva para pasar a la historia del olvido. Paula Viveros ataca los límites del cuadro mediante una operación de salida de madre, que valoriza la influencia parásita del fuera-del-cuadro, produciendo una indecisión en la terminación de la obra. Así como la pintura suponía un marco previo para constituirse en ventana abierta al mundo de lo visible. su deconstrucción se juega en los límites de su corporalidad material, poniendo en riesgo su edificabilidad.
Restos de obra
Isabel Montecinos, Guisela Munita y Paula Viveros
Junio 2001