Olvidar, decía alguien, puede ser una ciencia; pero no es una ciencia exacta…” Este comentario de Adriana Valdés en el texto del catálogo que acompaña la muestra Reconocimiento de lugar, puede servir de eje introductor para esta exhibición colectiva de los artistas Claudia Aravena, Guillermo Cifuentes y Alejandra Egaña en Galería Gabriela Mistral. De acuerdo a lo expresado por los propios artistas, este proyecto expositivo consistió en una instalación triple, que utiliza la fotografía y el vídeo, para poner en diálogo tres experiencias del desplazamiento como condición existencial: vivir el presente como fractura o escisión; como falla geológica entre fragmentos biográficos repartidos por el mundo; como el esfuerzo constante de construir y reconstruir puentes de continuidad entre pasado y presente, aquí y allá, propio y ajeno. En este contexto, tanto Guillermo Cifuentes como Alejandra Egaña exploran el desplazamiento vivido en su infancia, y la recuperación de esos espacios desde la adultez. Por su parte, Claudia Aravena muestra los intentos de apropiarse de una ciudad a la que se ha trasladado ya adulta, manteniendo en la memoria los recuerdos de la ciudad de origen. Alejandra Egaña retorna a la ciudad de La Haya, en la que residió durante sus primeros 11 años de vida, al encuentro – y registro – de aquellos espacios mínimos que permanecieron habitando sus recuerdos tras el regreso a Santiago. De esta manera, después de un viaje de ida y regreso realizado en 1999, se constituye El Listado, obra que utiliza como soporte un paño de entretela de 16 x 2,70 mts. dispuesto a la manera de un telar, y sobre el que se tejen imágenes fotográficas mínimas, detalles aparentemente insignificantes – pero que para Egaña se han transformado en emblemáticos – recogidos con una cámara Polaroid, a las que se suman dibujos de infancia realizados por la propia artista, textos bordados y luces. Al referirse a su obra, Alejandra Egaña afirma que “poniendo en tensión soportes como la fotografía, la gráfica y el telar, la instalación enfrenta una doble dislocación: la infancia transcurrida en un país extranjero donde fue concebida una memoria ficticia heredada de los padres chilenos, y por otro lado el presente que se constituye, ahora en Chile, en parte sobre la memoria de una cultura y un lugar que se han vuelto ajenos.” Por su parte, en Reconocimiento de lugar, obra que presta su nombre a la muestra, Guillermo Cifuentes intenta reapropiarse de ciertas zonas de la ciudad que conllevan una marca biográfica para el artista. A través del registro en vídeo de una acción realizada en una vereda del barrio Brasil (la escritura con tiza del testimonio de una tía) y su posterior proyección en el piso de la galería, intenta dar cuenta de la constante reinscripción de huellas tanto en el tejido urbano y el imaginario colectivo, como en la memoria personal y la propia identidad que se construye. En definitiva, y como señala Cifuentes, “esta propuesta se inscribe en el marco de un proyecto a largo plazo que busca explorar las intersecciones y yuxtaposiciones entre las tramas biográficas (historias de vida) y urbanas (el despliegue y transformación de la ciudad de Santiago), con la preocupación de la memoria y su reconstrucción”.