Tránsitos cosidos

Nury González
Agosto 1996

Buscando nuevas formas de expresión a partir del grabado, Nury González ha experimentado con el soporte, las herramientas y los materiales. Ahora expone el resultado de esa labor. El investigar los orígenes colectivos e individuales del hombre y la pintura ha llevado a la artista plástica Nury González a indagar en los distintos soportes serigráficos, presentando una sólida propuesta conceptual en la exposición “Tránsitos cosidos”, que se exhibió en la galería Gabriela Mistral en 1996. Utilizando primitivos materiales como la cera de abeja, lana y telas, la artista va entretejiendo una historia de memorias colectivas y personales, hilvanadas por la aguja del tiempo, porque al final, como ella misma explica, “todo está unido”. A través de la aguja ella une lo aparentemente diferente, en un afán por recuperar la memoria de una nación perdida pues, a su juicio, “en este país las raíces se olvidan muy pronto”. Sus inicios como artista se remontan al grabado, en la época en que estudiaba esta técnica en la Universidad de Chile, la que posteriormente derivó hacia la serigrafía. En su búsqueda de nuevos lenguajes plásticos comenzó a experimentar en el terreno del soporte. Primero fue el cuero el que resistió las impresiones; luego los textiles, los que trabaja con la misma técnica de la pintura al óleo, es decir, por capas. Más tarde fue el cuero cosido el que integró a las telas y apareció la cera de abeja. “Comencé a construir historias colectivas sobre la base de mi historia personal. Imprimí sobre la tela que trajo mi abuela republicana que cruzó Francia y llegó a Chile con mi madre, un poco para recuperar mis raíces, y al mismo tiempo, utilizando un material de esa época”, dijo. En la pintura-instalación se observa la huella del tiempo tanto en los materiales con los que trabaja, como en los temas. En las serigrafías realizadas sobre un soporte de tela, son los iconos y el textil los que tienen la virtud de conectar al espectador con la historia. Otra página de la muestra son sus Fragmentos de obra para acumular, pintura y serigrafía sobre cera virgen, acompañadas por bandejas de metal y lanzaderas. Cada pieza contiene impreso a su vez, un icono que evoca a la pin¬tura rupestre, con leyendas de un cronista español. Nury González pone y sobre¬pone materiales sobre los soportes de las serigrafías. En este ir al pasado y traer al presente las míticas imágenes de la memoria personal y colectiva, la artista va hilvanando el intento, por recuperar la identidad perdida.