Suspensión (in) superficie

Lina Sinisterra, Alicia Lillo
Junio 1998

Un globo aerostático gigante y de latex, una ecuación matemática llevada al muro y una instalación con fotos y travestismo masculino rodeado de corset y espejos, es parte de la propuesta conjunta de las artistas Lina Sinisterra y Alicia Lillo, quienes expusieron sus instalaciones de la Galería Gabriela Mistral, bajo el nombre de “Suspensión sobre Superficie”. Ambas artistas, del magister de Artes Visuales de la Universidad de Chile, utilizan la instalación porque, según señalaron, les permite ir mucho más allá del marco de la pintura. La idea es que el espectador entre al juego de ir mirando y descubriendo el concepto de pintura. “No sólo tú eres el que hace la obra, sino el que está dentro de ella mirando”, señalaron recurriendo al espectador como parte de su obra. “Los sueños no cumplidos y los proyectos que nunca lograron llegar a puerto o concretarse, forman parte de esta idea de suspensión en el aire y globo que flota en las propuestas de Lina Sinisterra, quien también incorpora las matemáticas en un trasvestimiento del lenguaje. Este trasvestimiento es a la vez, el motivo de la obra de Alicia Lillo quien –a través de la fotografía y la instalación – se refiere a los cuentos de infancia y los cuerpos son cuento, o también como soporte de una ovra de ambigüedades sexuales. El travesti maquillado que se mira en el espejo o se cubre de corset, escribe su historia desde una fábula similar a la fantasía, pero condenada a una irremisible realidad”, señala Luisa Ulibarri, entonces Directora de la Galería Gabriela Mistral. EL TRABAJO DE ALICIA Alicia trabajó los conceptos de luz y sombra, la pose fotográfica y la historia de un cuento infantil que está explicada en el catálogo, usando como soporte el cuerpo, que ante el espejo es como la página o la tela. Se trató de una obra de trasvestismo con espejos en el suelo y frases en el muro pintado entero de plateado. La primera instalación estuvo ubicada en la primera sala de la galería que representaba a la sombra. Contemplaba tres fotos en gigantografías sobre el muro plateado, que correspondían a diferentes poses de un travesti y la frase en negro sobre plateado “Erase una vez”, como entrando al cuento. Una segunda instalación ubicada en la sala interior de la galería incluía cinco serigrafías sobre paneles de aluminio y de género con la imagen del travesti que se mira en el espejo. Iba un plano de corsés antiguos con el gesto estético del transformista, simulando el aluminio. Eran imágenes que hacían referencia a la pintura, según Alicia. Sobre el suelo iban 20 espejos, diez reales y diez simulados pintados plateados, y en la pared iba el texto “espejito espejito” en negro, que funcionaba como un negativo o plotter transparente con plateado. En el cuento de Alicia lo decisivo es el espejo, es decir lo que se modifica tiene su lugar en el espejo. “En el fondo del espejo está todo otro posible, irrealizado por el artificio de construirle una mirada ya capturada. Se trata de una estética especular, una operación sobre el espectador para traerlo desde lo visual a lo que es sólo visual”, explicó la artista. Todo lo que mostró Alicia Lillo es parte de la fotografía y de la pintura. “Son imágenes fotográficas ligadas a lo que ocurre ahora en el mundo, las guerras, lo sexual dosificado (pornografía), asaltos, etc., a la manera de los personajes que estuvieron allí, pero que ahora ya no están, quedando solamente atrapados por las fotografías”. La fotografía certifica la presencia y ausencia de los personajes o de las escenas que se quieren mostrar, es por ello que “me interesa el espacio tiempo que quedó congelado en una fotografía. Ese tiempo pequeño en que se produce la foto no es lo mismo que el que yo demoro en hacer imágenes, en hacer que las fotografías sean imágenes”. Todas las imágenes del travesti, tomado como objeto estético, las sacó en la periferia, porque a su juicio estos casi no circulan por el centro; son seres que caminan por la periferia. Esta serie de fotográfica la hizo en El Bosque, sector periférico de Santiago. Ambas jugaban con la idea de las dos salas, siendo el catálogo la introducción a la obra. Sin embargo, sus trabajos son opuestos; Alicia utilizó todo lo que estaba en la superficie, todo lo que estaba en el suelo, en el borde de la periferia. Todo lo que la gente no quiere ver. “Como cuando un pintor toma una tela en blanco y se enfrenta a una gran superficie plana, lo mismo hace el travesti con su rostro en el espejo. La cara es para mí una tela en blanco y él la empieza a re diseñar para después quedar transformado en otra cosa”. LA SUSPENSIÓN DE LINA En tanto que Lina trabajó con todo lo que está abierta, todo lo que está suspendido. La suspensión referida a la interrupción sostenida del proceso creativo y a la imposibilidad real de llevar a cabo los trabajos ideados. “A mí lo que me interesa es la sistematización de concreción que hago, como es la palabra constatación suspensión”. En la Galería Gabriela Mistral exhibió una instalación de todos los proyectos suspendidos en este archivo, fue como la muestra del gran archivo. Desarrolla en su obra un lenguaje que obedece a los múltiples procesos interrumpidos que no llegan a ejecutarse. Para este montaje utilizó el archivo de proyectos que desde hace años viene realizando, de donde saca todas las obras. Un año antes ganó el premio Gunther con un trabajo que fue el archivo de todos los proyectos que había mandado a concurso y que fueron rechazados. “Ese archivo es para mí como la base donde se originan todas mis obras”. En la sala interior de la Galería, Lina exhibió un gran globo aerostático transparente, que fue como el resultado final de una serie de fórmulas de imágenes realizadas utilizando el código matemático, que ella misma se inventó y que están en la primera sala. Allí ella juegaba con cuatro imágenes: una niñita persiguiendo un globo; la palabra globo; el globo aerostático y el globo de látex, con las que va armando formas y jugando con ellas, dando como resultado un globo en el aire. Esta nomenclatura basada en el código matemático, en que la matemática opera sólo como lenguaje, le permite hacer asociaciones entre una foto y otra. El globo es una parte recurrente en el trabajo de Lina. Es una suerte de volumen sin cuerpo, cuyas dimensiones tienen como soporte el vacío. “La operación fundamental que está detrás es el proceso de constatar y suspender y en la medida que constato una imagen inmediatamente la suspendo y paso a las siguiente. Entonces archivo una gran cantidad de imágenes que han sido suspendidas, pero que las recodifico utilizando el código científico”, enfatizó la artista.