Metrópoli

Sebastián Mahaluf y Bruno Gilberto
Septiembre 2013

Metrópoli La ciudad puede pensarse como un dispositivo de captura de la naturaleza. Su pretensión explícita es formatearla a escala humana, aunque el resultado paradójico es la pérdida de casi todo lo humano en la maraña de acero y cemento. Su patrón son las matemáticas, su secreto anhelo, el disciplinamiento de las pasiones. Pero, como decía Spinoza, “nadie sabe lo que puede un cuerpo”. Al atravesar las grandes urbes los cuerpos proponen un exceso, una disrupción, un llamado al desborde y la proliferación. Los proyectos desarrollados por Sebastián Mahaluf y Bruno Giliberto disputan el sentido a la ciudad real a partir de un lenguaje utópico en el que la geometría de las pasiones se convierte en advertencia. Puesto que la plétora de cintas elásticas dispuestas por Mahaluf que unen las entrañas de un edificio público –las oficinas del Ministerio de Educación- con un afuera imaginario, vuelven visibles a las personas que lo animan. Y la duplicación ficcional del espacio postulado por Giliberto a través de sus montajes fotográficos conmueve nuestras certezas sobre el habitar el mundo de una vida no menos virtual, y constituye un llamado a descolonizar el paisaje urbano para volvernos, acaso, más reales. Andrés Duprat Curador de la exposición