Lejos de la piel

Antonio Silva Vildósola
Julio 1999

Después de años de observación en cuanto a los usos, estilos y nociones que se emplazan en la Galería Gabriela Mistral, el joven artista Antonio Silva Vildósola, decidió hacer un proyecto específico para este espacio. Así tiene su origen Lejos de la Piel (Haced Raje Red), intervención que pudo ser visitada hasta el 28 de julio de 1999, según anunció el Departamento de Programas Culturales del Ministerio de Educación. Silva Vildósola (28), Licenciado en Artes Plásticas con mención en Grabado en la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad Católica y con estudios de Estética del Video, Arte Digital y Crítica Cultural, transformó esta puesta en escena en su obsesión más importante hasta ahora, investigando temas relacionados con el umbral, el espacio vacío y el “vano” como nociones estéticas. Esta propuesta, que para el artista es altamente significativa por la relevancia de la Galería como espacio institucional público donde se pueden plasmar discursos diferentes a una sala de arte comercial y donde según él no hay objetos, plantea cuatro situaciones que articulan un todo a partir del “vano”, es decir el espacio que permite el desplazamiento de una sala a otra. De esta forma, la espacialidad del lugar es intervenida por textos en forma de anagrama, un video (sin fin) que muestra el entrar y salir de un umbral y lo más curioso pero a la vez atrayente, un agujero de proporciones en el muro poniente de la sala de 1.50 mts. de diámetro como aproximación del vacío. Operación que se radicaliza frente al espectador, su recorrido y su mirada. Para el artista, el vacío se compone como comparación en un contexto socio cultural determinado y contingente, “me interesa el vacío como la ruina, como metáfora de algo que hay que recuperar y también de la situación del arte. No es algo que planteo en forma pesimista o nihilista, es sólo la instancia para comenzar a observar. Es la primera vez que hago un forado, pero vengo hace seis años tomando fotografías de agujeros y vanos. Hay algo que rescato… el valor de hacerlo. Lo que observo es como la gente observa, se trata de reconocer las estrategias del circuito artístico en un lugar donde la obra entre en diálogo”. En este contexto, del metalenguaje donde se dan cita a los artistas y los visitante, Lejos de la Piel (Haced Raje Red) se configura por medio de un monitor y reproductor a ras de piso que transmiten en calidad fotográfica virada al azul, imágenes muy fugaces de arcos y umbrales de civilizaciones antiguas de la cultura occidental, las que se funden repetidamente hasta el infinito, situación que se enlaza con el propio umbral de la galería como articulador general, pintado en sus caras interiores a escala cromática e igual brillo que la pintura del piso. La perforación de proporciones en el muro, directamente en relación con el umbral y el monitor, tiene un diámetro de 1.50 mts. Y su centro se ubica a 2.20 mts. Del suelo en eje con los elementos antes mencionados y con el texto o mensaje cifrado compuesto por letras en vinílico autoadhesivo (Haced Raje Red) que codifica “dejar hacer”, simbolizando así una metáfora política en el arte y en la vida, pero que según el artista devela dejar de hacer una cosa, para hacer otra, en definitiva asumir un rol. Para llegar a este trabajo, Antonio Silva hizo una investigación sobre Gordon Matta-Clark, quien el año 1971 hizo una intervención en el Museo Nacional de Bellas Artes que ha sido “olvidada” por la historia de arte chileno, pero que coincide en términos de sentido con esta nueva instalación. Lo que implica de alguna manera citar u homenajear al omitido creador, sin ser éste el objetivo de Lejos de la Piel. “Ajustándose estrictamente al trabajo de intervención de esta galería, a la ruptura de continuidad de su trama escenográfica, Antonio Silva aplica la teoría de la “sandía calada”, para luego exponer el testigo de la vitrina. El gesto hace emerger los residuos de obras que “debieron haber quedado” en el desconocimiento. Su forado en el muro es una metonimia del forado que abre en la monumentalidad discursiva de la historia local”, dice Justo Pastor Mellado. Luisa Ulibarri, Directora de la Galería Gabriela Mistral, releva el carácter metafórico de esta propuesta, pues al perforar el muro de la galería y enfrentar la clausura de un tabique se produce un alto, un vacío, una detención en la dinámica del ciclo anual de exposiciones. “Calar la sandía, como afirma Mellado, es abrir una interrogante casi voyerista frente a lo que pasa en el recinto fiscal que ha acogido una infinita cantidad de propuestas críticas del arte contemporáneo de esta década. Si a esto sumamos – añade Ulibarri- la inmaculada desnudez del espacio, estamos frente a una pregunta central: ¿cuál de todos los caminos es el camino?, ¿qué reflexiones nos entregan – desde el vacío y el forado – todas las propuestas de arte aquí exhibidas? Detenerse a reflexionar, en el mismo muro y la arquitectura violentada, con carácter de ruina, vano y umbral, abre una discusión lingüística en torno al debate del arte contemporáneo y los circuitos entre los que éste se mueve”, concluye la directora, afirmando que ésta es una de las propuestas más radicales de la Galería Gabriela Mistral en su década de existencia.